Dso-01 – MENSAJE DE NAVIDAD 2020. – 20 de diciembre de 2020

Dso-01 – MENSAJE DE NAVIDAD 2020 – 20 de diciembre de 2020

¡Queridos y queridas compatriotas!

Cuando faltan ya pocas horas para concluir este año 2020, sin duda uno de los años más complejos que haya vivido la humanidad en lo que va de siglo, me complace dirigir este mensaje a nuestra Patria toda: a sus mujeres valientes que han resistido con su ternura inmensa todos los embates, todas las agresiones, a nuestros hombres de bien, luchadores victoriosos que con su entereza defendieron la esencia misma de nuestro ser venezolano.

Un mensaje ahora más que nunca de gratitud para todo el pueblo venezolano, por su nobleza, por su valentía, por su fidelidad a sí mismo. Y como es una tradición también, aprovechamos estos breves momentos que le quedan al año para ofrecer un necesario balance y dar cuenta de las pruebas que fuimos superando juntos, en paz y en defensa de nuestra soberanía, actuando siempre como lo que somos: una gran familia.

Es mucho lo que podemos decir en ese sentido y siendo justos, no habría más que elogios para todos y cada uno de los venezolanos y venezolanas que han sabido sostener la concordia de la vida colectiva frente a la adversidad. Todo lo vivido en este 2020 constituye una proeza y así lo celebro y reconozco.

El 2020 puso a prueba al mundo moderno con la aparición de esta extraña enfermedad de la Covid-19, de la que aún no sabemos su origen ni su procedencia, sólo conocemos de su grave efecto sobre la salud humana, de su letalidad y lo que hasta el momento ha sido la mejor respuesta de la humanidad ante la amenaza terrible, el mejor antídoto: la solidaridad y la conciencia humana. La primera pandemia del Siglo XXI ha resultado mortal y veloz para un mundo interconectado, saturado de tecnología, que se ha ido preparando con armas sofisticadas que bien podrían poner fin al planeta entero y que poco sirven hoy ante este enemigo, esta amenaza silvestre, diminuta e imperceptible que mantuvo encerrada a la humanidad entera durante los primeros meses del año, que sigue causando estragos en la salud de los más vulnerables y que ha puesto de rodilla a imperios y gobiernos que le soslayaron con prepotencia e indolencia.

Antes de terminar el año, la pandemia de la Covid-19 habrá cobrado la vida de más de 1 millón 800 mil personas y habrá infectado a no menos de 84 millones de seres humanos en todo el mundo. Vimos con tristeza y denunciamos cómo el neoliberalismo, ante esta emergencia planetaria, antepuso los intereses de los grandes capitales condenando a la enfermedad y a la indefensión a los pueblos. La mayoría de estos países habían cometido el error de privatizar la salud y convertirla en un negocio. Como aquella famosa fábula del escorpión y la rana, el coronavirus sirvió para demostrar que el egoísmo está en la naturaleza del capitalismo, que el capitalismo es sinónimo de barbarie. En contraste nos admiramos con la lucha emprendida por otros sistemas alternativos al capitalismo donde se privilegió al ser humano por encima de los pragmatismos económicos. Y Venezuela, lo decimos con humildad, se ubicó con su modelo en la vanguardia de la defensa de la vida del pueblo, de la salud de todas y todos, que es lo más sagrado que tenemos.

Cuando aún era una amenaza remota creamos la Comisión Presidencial para la Prevención y Mitigación del Covid-19, y en un trabajo en conjunto con la OMS, la asesoría de China y el apoyo de países hermanos como la gran Rusia y Turquía, diseñamos un plan para mitigar la propagación del virus; plan que se fue perfeccionando con el estudio de los científicos y médicos nacionales y la experiencia que como Gobierno nos iba dejando cada semana de lucha.

No partimos de cero: Venezuela ya contaba con una poderosa Misión médica creada por los Comandantes Chávez y Fidel, precisamente para prevenir y proteger la salud de los venezolanos y las venezolanas. Las primeras semanas del 2020 las dedicamos al fortalecimiento del Sistema de Salud Pública y a una campaña de formación que cada compatriota asumió con un elevado sentido de responsabilidad colectiva. La entrega abnegada del equipo médico nacional y de las brigadas cubanas que han venido a socorrernos en esta contingencia, debe enorgullecernos a todos y a todas. La organización popular también ha sido clave en el exitoso combate contra la Pandemia, del mismo modo que lo ha sido la participación de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y las policías nacionales, regionales y municipales.

Nuestro sistema de salud pública, afectado materialmente por el bloqueo y las sanciones, no ha hecho más que derrochar vigor, disciplina, inventiva y compromiso patrio. Con el modelo 7+7, el uso de novedosas formas de consulta a millones de compatriotas a través del Sistema Patria, del despliegue de miles de nuestras heroicas brigadas de salud que buscaron cada caso, casa por casa, de la disciplina férrea de nuestro pueblo que respetó el distanciamiento social y mantiene el uso de la mascarilla como instrumento ya reconocido universalmente de prevención de la infección e interrupción de la cadena de contagio, la atención gratuita y universal a los pacientes, logramos un equilibrio social y sanitario que nos mantiene entre los países con más baja letalidad en el mundo (menos del 1% por cada 100 mil habitantes) y con los más altos índices de recuperación que hoy roza el 96%. Esta Venezuela bloqueada y asediada por el imperio más brutal y genocida que haya conocido la historia, logró aplanar la curva de contagio y extendió miles de manos solidarias a cada compatriota que ha encarado, y encara, la infección por Covid-19. Venezuela también ha hecho aportes al mundo para el combate de la enfermedad con el descubrimiento de la molécula DR10, que presenta propiedades 100% curativas y que hemos puesto, pensando en el bien de la humanidad, a la orden de la OPS. Seguiremos defendiendo, como lo hicimos en la Asamblea General de la ONU y seguiremos practicando, como venimos haciendo desde hace 20 años de Revolución socialista, la salud como un derecho humano fundamental.

Aprovecho para rendir un tributo a quienes no pudieron superar la enfermedad, para ellos serán nuestras oraciones de fin de año y por ellos emprenderemos también, iniciando en el primer trimestre del nuevo año que ya se anuncia, la jornada de vacunación masiva.

Agradezco a China, Rusia, Cuba, Turquía, al Sistema de Naciones Unidas, a la OMS y a muchos otros países de la Comunidad Internacional, su solidaridad.

Sin cantar victoria digo con satisfacción que la primera prueba que nos impuso esta pandemia, como sociedad, como Nación, como pueblo, la hemos superado con hidalguía y ahora nos corresponde crecernos ante los desafíos que nos esperan. Definitivamente va prosperando la solidaridad, la conciencia y el modelo de protección bolivariano. Misión cumplida y que nadie baje la guardia.

II.

Cuando hablamos de los logros no podemos olvidar que justo este 2020 se impuso contra nuestro país un nivel de crueldad nunca antes visto. A pesar del llamado del Secretario General de Naciones Unidas António Guterres, a un alto al fuego, los gobiernos de EEUU, Europa y algunos satélites latinoamericanos, emprendieron agresiones multiformes contra cada uno de nosotros. Incontables acciones paramilitares y terroristas, seguidas de otras 300 acciones administrativas (en el marco de las llamadas sanciones, verdadero asedio y agresión a nuestro pueblo), que se emprendieron contra nuestras finanzas impidiéndonos el acceso a medicamentos e insumos básicos para atender nuestras necesidades. El robo contra nuestros activos y riquezas en el exterior y el bloqueo a nuestras principales fuentes de ingreso como PDVSA, tenían como fin último hacernos rendir ante la dificultad. ¡No nos conocen! Nosotros venimos de una gesta que no termina aún. Y no exagero si digo que cada cosa vivida este año cuenta como un acto de heroísmo que algún día las generaciones por venir, nuestras nietas y nietos, estudiarán como hoy nosotros estudiamos las batallas y los procesos de hace 200 años. Así lo reconocen ya en el mundo: Venezuela es un ejemplo de dignidad.

Sin duda alguna nos han hecho daño, pero no han podido mellar la columna vertebral de la patria: la moral del pueblo.

El Estado de Bienestar Bolivariano construido durante los tres primeros lustros de la Revolución ha sido el blanco de los incesantes ataques económicos y mediáticos por parte del Imperio. Nosotros hemos demostrado que se puede distribuir la riqueza con sentido de justicia y equidad. Que la democracia puede y debe reinventarse para incluir y redimir a quienes han sido expoliados por el capitalismo. Que se puede lograr el desarrollo erradicando la explotación y retornando a cada uno el derecho a la vivienda, a la educación gratuita y de calidad, a la salud, a la cultura y a la recreación, al desarrollo personal y colectivo, al trabajo digno y bien remunerado. Las agresiones económicas contra nuestro pueblo constituyen un delito de lesa humanidad (así lo hemos denunciado ante instancias internacionales) porque han vulnerado todos los derechos sociales conquistados y construidos en revolución, con el fin de destruir nuestro modelo. Han fabricado un mecanismo de asfixia económica que perjudicó nuestros ingresos en un 99%. Sin embargo, ahora puedo decirlo con ustedes, en esta conversación con cada hogar venezolano, han fracasado en su empeño de destruir las misiones y la voluntad popular. Han fracasado y fracasarán en cada intento de violencia, porque si algo ha demostrado este complejo año 2020 es que somos el pueblo de las dificultades, los herederos probados de la gloria de nuestros libertadores.

Lo que hemos hecho para proteger a nuestro pueblo en el marco de esta agresión económica sin precedentes debemos destacarlo. Esa capacidad de resistencia y de inventiva demostrada durante este período de Bloqueo Criminal es la base para recuperar el bienestar que sólo la doctrina bolivariana concibe como filosofía política y que, desde esa certeza histórica, hemos sostenido y defendido. Con la Ley Antibloqueo mejoraremos los ingresos y con el Plan 200 haremos más eficiente la distribución de la riqueza. Nuestro objetivo inmediato es restituir los derechos sociales vulnerados por las sanciones. Sólo nosotros, el pueblo de Venezuela, con la fuerza y la capacidad productiva demostrada podremos desbloquear la economía y reconstruir el sistema de Protección Social hoy perfeccionado con la tecnología del Carnet de la Patria.

Cada caja CLAP de los 7 millones que se distribuyen mensualmente, cada vivienda de los 3 millones 400 mil entregadas al término de este año, cada uno de los millones de bonos repartidos mes a mes. Cada niño, cada niña, cada joven de los millones de matriculados en la escuela, liceo y universidad. Cada paciente de los miles de recuperados que recibe su tratamiento, en fin, debe ser visto como una épica: la épica de hacer mucho con poco.

No tengo dudas. Si me preguntan por esta prueba diré que ha sido superada con creces. Una vez más la unidad cívico-militar-policial ha sido la fórmula ante la adversidad.

El 2020 es testigo: por encima de la crueldad y las hostilidades, Venezuela está en paz y llena de fe. Triunfó la moral patriota.

III.

En verdad, para nosotros no se termina un año, se termina una era de ensañamiento y crueldad. Una era de traiciones y conjuros contra nuestra amada patria. Va quedando atrás un quinquenio oscuro y los campanazos de esta medianoche serán los sonidos de una nueva era. Será el anuncio de un nuevo ciclo político, social, económico para Venezuela. Frente al boicot contra nuestras instituciones democráticas y muy a pesar de la guerra psicológica a la que intentan someternos a diario, en Venezuela se ha impuesto la ley soberana y por mandato Constitucional el pueblo ha decidido la elección de la Asamblea Nacional, el cambio indispensable que pulveriza a los vendepatrias y reconstruye el órgano legislativo indispensable para el equilibrio del Estado. Hemos llevado a cabo unas elecciones impecables (la número 25 en estos 21 años), con rigurosas medidas de bioseguridad y garantías plenas. Este evento es trascendental porque se recupera un Poder que se pervirtió y sirvió de instrumento por cinco años para la destrucción del Estado Nación. Volverá a ser Nacional esta Asamblea y cumplirá su papel contralor y legislador en un momento estelar de nuestra historia. Inicia pues el 5 de enero una era marcada por la Constitución: una agenda electoral que traerá consigo la estabilidad institucional y el diálogo político necesario para la recuperación económica. 2021: elecciones de Gobernadores y Consejos Legislativos. 2022: elecciones de Alcaldes y Consejos Municipales. 2024: elección presidencial. Una agenda política para cambiar lo que deba ser cambiado y cumplir y hacer cumplir los mandatos del pueblo. Lo que tenemos por delante son 5 años de reconstrucción del Estado de Bienestar Bolivariano. He adelantado a la nueva Asamblea Nacional el Plan 200 para derrotar definitivamente al bloqueo criminal, al burocratismo ineficiente y a la corrupción donde quiera que se manifieste, en aras de proteger lo conquistado. Las primeras acciones de ese plan son:

  • Impulsar la economía digital: facilitar el uso de la moneda nacional: VeTicket» y «Vepos».
  • Usar activos públicos sub-utilizados.
  • Centralizar ingresos y gastos públicos para tener control y decisión sobre todos los recursos: Decreto 70% /30% y nóminas en Patria.
  • Impulsar la compra pública estandarizada con la política arancelaria, crediticia y de facilitación de trámites, con el objetivo de sustituir importaciones.
  • Facilitar el uso de la moneda nacional y privilegiar su uso sobre el de las divisas como medio de pago doméstico.
  • Articular políticas y acciones de los diferentes actores relacionados para Impulsar exportaciones.
  • Estructurar un espacio de diálogo económico con el sector privado.
  • Reformar los sistemas de control de precios por sistemas de control de acuerdos de mercado.
  • Nuevo esquema tarifario de los servicios públicos y armonización tributaria subnacional.
  • Gestionar mecanismos financieros más eficientes, inclusivos y aprovechar las nuevas tecnologías (BlockChain).

Se acaba el 2020 y Venezuela recibe en Paz el año nuevo. Ha ganado la Constitución que es la verdad del pueblo.

IV.

Ya se presienten los pasos del nuevo año y yo siento orgullo porque Venezuela estará de pie para recibirlo. Nadie nos ha regalado el futuro, lo hemos ido forjando con paciencia, sabiduría, firmeza, fe y conocimiento del pasado. La conciencia de nuestra índole es esencial en todo momento y es la fórmula mágica de los pueblos determinados a ser libres. ¡2021 que te acercas! 2021, que ese gran visionario, ese profeta pleno de luz que es nuestro Chávez, vislumbró como fecha esplendorosa de reparación de las traiciones de 200 años. Si una fecha es significativa para la República es ésta: el año de la victoria final. Número mágico invocado no en vano por el comandante eterno.

La Era Bicentenaria representa el rescate de nuestra Independencia, del ejercicio de nuestra soberanía con el pueblo en el poder y por eso en el 2021 debe sellarse una meta fundamental para nuestro proceso de cambio: la suprema felicidad social. Pues bien, aquí te digo querida hermana que resististe, querido hermano que con tus manos laboriosas defendiste con fuerza indetenible la sonrisa de tus hijas, de tus hijos, cuidaste y preservaste su derecho al futuro, aquí te digo que tu lucha del 2020 será recompensada. Yo estoy dichoso de que llegue ya el año nuevo y que el tricolor de mi bandera renovada, ese amarillo de prosperidad, ese azul de nuestro cielo fecundo, ese rojo de amor infinito se eleve con el alba del año nuevo y la brisa ponga en el oído de cada hombre y cada mujer nacida en esta tierra bendita aquellas palabras del Libertador: “Habéis comprobado vuestro valor en cien batallas. Habéis triunfado de la miseria y de la muerte. Mañana seréis invictos en Carabobo”.

El mañana ha llegado, pues. El año de los invictos, de los valientes, de los héroes de este tiempo.

Pongamos también esas palabras de Bolívar en el oído de nuestros hijos, de nuestras madres, de nuestros vecinos, vecinas.

¡Bienvenida la Gloria de Carabobo!

¡Feliz año Patria amada!

¡Qué Dios bendiga a Venezuela!